¿Alguna vez has tenido que sacrificar un sueño?
La mayoría de las personas en el mundo tienen un problema común: la falta de tiempo. Por esta razón, muchas veces resulta complicado encontrar el momento adecuado para hacer ciertas tareas o realizar actividades que son importantes para nosotros.
En mi caso, esta problemática se hizo evidente mientras trabajaba en una gran empresa y me encontraba ocupada durante la mayor parte del día.
Una de mis principales frustraciones y quejas era que nadie atendía en horarios no hábiles, lo cual limitaba mi capacidad de realizar ciertas gestiones importantes, como cuidar de mi familia.
Fue entonces cuando mi amiga que quería decorar su casa soñada, pero que se encontraba en una situación similar a la mía, me insistió hasta el cansancio que le ayudara a decorar su casa.
Silvia era muy específica con lo que quería y trabajaba en su propia boutique, lo que dificultaba su disponibilidad durante la semana.
Cada vez que me pedía que la visitara para ayudarle a decorar su casa, un fin de semana, me molestaba un poco su pedido.
Yo sentía que ella estaba siendo egoísta porque sabía que yo trabajaba mucho durante toda la semana y los sábados y domingos eran para estar con mi familia y hacer todo lo que no podía hacer entre semana.
Pero, en realidad, yo también estaba siendo egoísta al no ponerme en sus zapatos.
Finalmente, un día me di cuenta de que necesitaba ayudarla. Como no tenía tiempo para ir hasta su casa, decidí utilizar la tecnología.
En esa época se usaba Skype. Nos sentamos frente a la computadora en un sábado soleado antes de que abriera su Boutique a las 10 de la mañana, y me mostró toda su casa.
Escuché con mucha atención todo lo que ella necesitaba y se imaginaba para su casa soñada. Al final de la reunión, le ayudé con la transformación que tanto había esperado.
Tuve que resolver más que el diseño, porque Silvia no sabía cómo ejecutar el proyecto, diseñar un cronograma de actividades, calcular el costo total, respetar su presupuesto, elegir los muebles adecuados, y encontrar los accesorios y lámparas que se ajustaran a su visión, además de encontrar a los trabajadores idóneos y más profesionales.
Yo estaba en San José y ella estaba en Guanacaste, por lo que para disminuir los costos de traslado y hacer que el proyecto fuera sostenible, tuve que buscar todo el mobiliario y accesorios decorativos, además de personal de la zona.
A pesar del egoísmo de ambas al principio, su persistencia y la creatividad que tuve que desarrollar bajo esta presión, unos años después, esta experiencia me permitió dejar atrás los servicios obsoletos de diseño y decoración tradicional, que no le permite a muchas mujeres mejorar sus hogares.
Convertí la experiencia en una empresa que ayuda a cientos de mujeres en diferentes partes del mundo que, como Silvia, tienen el mismo sueño pero comparten el mismo problema: “Sueñan con una casa bella que no saben cómo lograr o no tienen tiempo para hacerlo solas”.
Gracias a mi frustración, encontré una solución que ha hecho mi vida más fácil y también la de mis clientas, ya que no importa donde estemos, puedo servirles gracias a la tecnología y la metodología que diseñé para ese efecto.
De hecho, a una de mis primeras clientes, la atendí entre la niebla del bosque nuboso, un sábado en la mañana, sentada en el lobby de mi hotel de montaña favorito, durante mi cumpleaños en mayo del 2017.
Desde que tuve esta experiencia, para mí fue muy claro que, en la era digital, y más aún después de lo que hemos vivido durante la pandemia del 2019, los servicios de diseño de interiores y decoración deben adaptarse completamente a tus necesidades, en lugar de que tú tengas que adaptarte a las condiciones que te impone una empresa.
Vos que piensas al respecto? Si te sientes igual que yo, déjanos un comentario y comparte tu experiencia. ¡Gracias por leernos!
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